
La Historia de Harley Paz Teruel
Harley Paz Teruel, un niño hondureño de 9 años con una sonrisa contagiosa y sueños grandes, como llegar a ser presidente de su país, fue diagnosticado con un craneofaringioma, un tumor cerebral que alteró su infancia. Dolores de cabeza intensos, vómitos constantes y espasmos en su cuerpo comenzaron a marcar su día a día.
Ante un diagnóstico tan complejo y con pocas opciones quirúrgicas, su familia no se dio por vencida. Buscaron alternativas, hasta encontrar esperanza al otro lado de la frontera, en el Centro Internacional de Cáncer en El Salvador. Fue entonces cuando la historia de Harley comenzó a cambiar.
El diagnóstico de Harley llegó en 2023 y, ante lo complejo del caso, su familia buscó una segunda opinión. Fue así como llegaron al CIC en El Salvador, donde encontraron una opción distinta: radiocirugía no invasiva con Gamma Knife, una tecnología de alta precisión que ofrecía una alternativa segura y efectiva para tratar su condición.
Desde sus primeras intervenciones en 2023, Harley comenzó a mostrar una mejoría visible. Los movimientos involuntarios en su rostro y extremidades desaparecieron, y poco a poco recuperó su energía y carácter alegre. Al regresar en 2024 para su primera revisión médica, su familia recibió una noticia inesperada: los tumores habían disminuido. La emoción fue inmediata. “Sentí como que el alma me volvió al cuerpo”, expresó su madre al escuchar el diagnóstico. Para Harley, era motivo de celebración: “Mis tumores se están haciendo chiquititos… como una hormiguita”, dijo con una sonrisa.
Hoy, Harley ha retomado su vida con entusiasmo. Lee, juega, sueña y sigue compartiendo una energía que inspira a quienes lo rodean. Su historia no solo es testimonio del poder de la ciencia, sino también de la fuerza del amor familiar y de la solidaridad que une fronteras cuando se trata de salvar vidas.
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«Mi historia es un testimonio de valentía, determinación y fe. No pierdan la esperanza en los momentos más oscuros de la vida.»
En un tranquilo día de mayo en el año 2013, la vida de Rafael Castro dio un giro inesperado. A sus 51 años, este abogado jubilado se encontró en una encrucijada al recibir un diagnóstico de cáncer de próstata con un 75% de invasión en la glándula. El miedo y la incertidumbre invadieron su mente, pero lo que siguió fue un viaje lleno de esperanza y lecciones valiosas que Rafael compartió con nosotros en una emotiva conversación.
Un Legado de Lucha Familiar:
Rafael no es un extraño en la lucha contra el cáncer. Sus padres también enfrentaron esta devastadora enfermedad, una experiencia que dejó una profunda impresión en él. Fue durante una consulta médica con su padre que Rafael, a sus 51 años, recibió una recomendación crucial: realizarse exámenes preventivos debido a su historial familiar de cáncer. Esa consulta se convertiría en un punto de inflexión en su vida.
Nueve años después de ese consejo, Rafael experimentó lo impensable. Tras detectarse elevados niveles de antígeno prostático, se sometió a una biopsia que reveló la presencia de cáncer de próstata con un alto grado de invasión. La noticia sacudió su mundo, ya que enfrentaba la misma enfermedad que había arrebatado la vida de sus padres.
La Radioterapia: Una Luz de Esperanza:
El médico especialista en urología recomendó tres opciones de tratamiento: radioterapia, quimioterapia o cirugía. Rafael eligió la radioterapia, un camino desconocido pero lleno de esperanza. Aunque inicialmente temía las quemaduras y efectos secundarios devastadores que había oído mencionar, pronto descubrió que la realidad era diferente.
Durante 45 sesiones de radioterapia, Rafael experimentó algo sorprendente: la falta de malestar. Ni una sola quemadura, ni mareos, ni ningún síntoma debilitante. A pesar de los temores iniciales, la tecnología de vanguardia y la experiencia de los profesionales que lo atendieron en el Centro Internacional del Cáncer hicieron que este tratamiento fuera más llevadero de lo que había imaginado.
Una Recurrencia y una Segunda Oportunidad:
Ocho años después, el cáncer regresó, esta vez en los huesos. Rafael no se rindió; regresó al Centro Internacional del Cáncer, donde se sometió a un tratamiento de radioterapia para tratar las lesiones en su coxis. Nuevamente, la experiencia fue sorprendentemente llevadera, y Rafael siguió adelante con valentía.
Hoy, Rafael Castro es un sobreviviente del cáncer de próstata. Su historia es un testimonio de valentía, determinación y fe. Él nos recuerda la importancia de no perder la esperanza en los momentos más oscuros de la vida. Además, nos insta a buscar la atención médica adecuada y a confiar en la tecnología de vanguardia disponible para tratar esta enfermedad.
Un Legado de Gratitud:
Rafael agradece a Dios, a su familia y a los profesionales de la salud que lo ayudaron en su viaje. Su mensaje final es claro: «Si tienen la oportunidad, visiten clínicas que verdaderamente tengan la tecnología necesaria para tratar estas enfermedades. La tecnología está ahí, y ha marcado la diferencia en mi vida».
La historia de Rafael Castro es un recordatorio de que, incluso en medio de la adversidad, la esperanza puede florecer. Su valentía y determinación nos inspiran a enfrentar los desafíos de la vida con coraje y a confiar en la medicina moderna para superar las batallas más difíciles. Rafael es un testimonio viviente de que el cáncer puede ser derrotado, y su historia ilumina el camino para aquellos que luchan contra esta enfermedad.
«El cáncer puede ser derrotado. Mi historia ilumina el camino para aquellos que luchan contra esta enfermedad. La esperanza puede florecer incluso en medio de la adversidad.»
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Mi tratamiento consistió en radioterapia y medicamentos por cinco años. El proceso fue agotador, pero logré superarlo gracias al apoyo de mi familia y amigos.
La radioterapia fue un proceso largo y difícil. Tuve que ir al Centro Internacional de Cáncer todos los días durante seis semanas. El tratamiento fue muy intenso y me provocó algunos efectos secundarios, como fatiga, náuseas y dolor.
Hoy, estoy en remisión y estoy viviendo mi vida al máximo. Estoy agradecida por la segunda oportunidad que me ha dado la vida y estoy decidida a aprovecharla al máximo.
Aquí hay algunas recomendaciones que te pueden ayudar:
- Infórmate sobre el cáncer de mama. Cuanto más sepas, mejor preparada estarás para enfrentar la enfermedad.
- Busca apoyo emocional. Es importante hablar con alguien de lo que estás pasando.
- Sigue el tratamiento al pie de la letra. El tratamiento es esencial para tu recuperación.
Conclusión
El cáncer de mama es una enfermedad difícil, pero es una enfermedad que se puede superar. Con la detección temprana, el tratamiento adecuado y el apoyo emocional, las mujeres pueden superar esta enfermedad y seguir viviendo una vida plena.
Adiciones personales
Además de las recomendaciones anteriores, creo que es importante:
Realizarte autoexploraciones mamarias regularmente. La detección temprana es clave para el éxito del tratamiento.
Consultar a un médico si notas algún cambio en tus mamas. No te automediques, consulta a un profesional de la salud.
Espero que mi historia te inspire a luchar por tu vida y a aprovechar al máximo cada momento.
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