l dolor es una preocupación común y debilitante en pacientes con cáncer avanzado. A medida que la enfermedad progresa, el dolor puede volverse más intenso y difícil de controlar, afectando significativamente la calidad de vida del paciente. En este contexto, los opioides han emergido como una herramienta fundamental en el arsenal terapéutico para el manejo del dolor oncológico.
Los opioides son una clase de medicamentos derivados del opio que actúan sobre los receptores en el sistema nervioso central para aliviar el dolor y producir efectos analgésicos. Estos fármacos tienen una larga historia de uso en el tratamiento del dolor y se clasifican en diferentes categorías según su potencia y mecanismo de acción. Entre los opioides más comúnmente utilizados en el tratamiento del dolor oncológico se encuentran la morfina, la oxicodona, la hidrocodona, la codeína, el fentanilo y la metadona, entre otros. Estos medicamentos pueden administrarse en diversas formas, incluyendo comprimidos de liberación prolongada, parches transdérmicos, formulaciones líquidas y preparaciones parenterales.
El dolor en pacientes con cáncer puede ser multifactorial y estar relacionado con el tumor primario, las metástasis, los procedimientos quirúrgicos, la radioterapia o la quimioterapia. Los opioides se utilizan en este contexto para proporcionar alivio del dolor persistente o incapacitante que no responde a otros tratamientos. Es importante destacar que el objetivo del tratamiento con opioides en pacientes con cáncer no es solo aliviar el dolor, sino también mejorar la calidad de vida y reducir el sufrimiento físico y emocional asociado con la enfermedad.
Sin embargo, llega un momento en la enfermedad del cáncer en el que los opioides pueden dejar de ser efectivos para controlar el dolor. En estos casos, el tratamiento mediante radiocirugía puede ofrecer una alternativa viable para el manejo del dolor. Estos tratamientos avanzados pueden ayudar a reducir el tamaño de los tumores o aliviar la presión sobre los nervios, proporcionando un alivio significativo del dolor.
Actualmente, en el Centro Internacional de Cáncer, tenemos abierto un protocolo en el cual brindamos asistencia a pacientes con dolor refractario o intratable que ya no es manejable con opioides. Puedes aplicar a nuestro protocolo en el siguiente link: https://share.hsforms.com/1mf–Y08rTF-YYPUSkQymdwq54hk .
El uso de opioides en pacientes oncológicos debe ser cuidadosamente gestionado por un equipo médico multidisciplinario, que incluye oncólogos, médicos del dolor, especialistas en cuidados paliativos y enfermeras especializadas en el manejo del dolor. Se deben considerar aspectos como la titulación de la dosis, la monitorización de efectos secundarios, el manejo de la tolerancia y la dependencia, y la evaluación regular de la respuesta al tratamiento.
En resumen, los opioides son una herramienta invaluable en el tratamiento del dolor oncológico, proporcionando alivio efectivo y mejorando la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, su uso debe ser guiado por profesionales médicos capacitados y en el contexto de un enfoque integral del cuidado del paciente oncológico. Cuando los opioides ya no son suficientes, tratamientos avanzados como la radiocirugía pueden ofrecer nuevas esperanzas para el control del dolor.
Para más información y asistencia sobre nuestros tratamientos y sobre nuestro protocolo para el tratamiento del dolor por cáncer, contáctanos en el Centro Internacional de Cáncer. Estamos aquí para ayudarte. Puedes llamarnos al +503 2528-2001 o enviarnos un mensaje por WhatsApp al +503 7737-9416.