Dr. Pedro Figueroa, especialista en cirugía oncológica.
El cáncer de piel más común conocido como no-melanoma comprende todos los tipos de cáncer de piel, excepto uno: El melanoma maligno, que es el cáncer de piel más agresivo.
Entre las causas principales que originan la enfermedad encontramos en primer lugar la predisposición genética, aunque existen otros factores bien identificados que también intervienen como la radiación ultravioleta; las lámparas y cabinas bronceadoras, la exposición a productos químicos como el arsénico o la brea industrial, la exposición a la radiación y las lesiones o inflamaciones prolongadas de la piel como las quemaduras graves. Asimismo, las infecciones provocadas por el virus del papiloma humano e incluso la inmunodepresión.
El cáncer de piel puede desarrollarse por diversas causas, los síntomas principales son la aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en el transcurso de unos meses), o bien una úlcera que no cicatrice en un plazo de tres meses.
Ante la sospecha de tener cualquier lesión que sea persistente en el tiempo, que cambie sus características o que tienda a crecer lenta pero de forma progresiva el paciente debe consultar para evaluarlo y dar un diagnóstico.
Si existe algún motivo para sospechar que se trata de un cáncer de piel, el médico empleará algunos métodos para determinar si la enfermedad se encuentra realmente presente, observando el tamaño, forma, color y textura de la lesión.
Si se sospecha de cáncer de piel se tomará una muestra del área por medio de una biopsia para examinarla con un microscopio. Si los resultados indican cáncer de piel, el paciente puede tratarse con Cirugía o Radioterapia, esta última consiste en el empleo de radiación para destruir las células cancerosas. El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso. Se utiliza en aquellos pacientes que por alguna razón no pueden someterse a cirugía. También puede utilizarse como complemento a la cirugía.
Sin embargo prevenir y reducir el riesgo de desarrollar cáncer de piel es la mejor opción para todos, por ello debe alejarse de la exposición a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta, si no puede evitarlo utilice ropa que cubra las áreas de su cuerpo que tienen mayor exposición al sol, use cremas de protección solar y no haga uso de las cabinas bronceadoras.
Es importante que esta precaución se tenga desde la infancia, pues se ha demostrado que el 80 por ciento de los daños que el sol puede causar en la piel ocurren antes de cumplir los 18 años.